6 de diciembre de 2013

Pájaros en mi chimenea



En ocasiones pienso que toda casa de bruja debería tener una chimenea. En parte por eso yo tengo una.
Es una cosa realmente útil y me ha enseñado mucho. Nunca se sabe qué te puedes encontrar en ella, cómo te da lecciones sobre física elemental, y sobre elementales físicos....

Lo malo de la chimenea, según como es mi vida, es que no la utilizo mucho. Incluso ahora en invierno está en desuso, lo cual no deja de ser un poquito triste. Esta mañana estaba en silencio, delante de la chimenea pensando sobre ésto, en términos de servicio. ¿Para qué sirve una chimenea que no se utiliza? Un hogar sin fuego, ¿qué dice de mi casa en tanto hogar? Y como a mi mente se le da extraordinariamente bien divagar, la pregunta se hizo extensiva inmediatamente a mi misma y al camino. ¿Qué sentido y qué valor tiene una bruja que no practica magia de forma regular? ¿Puede llamarse bruja? ¿Qué valor aporta alguien que no puede aportar una especialidad? ¿Y si la especialidad de alguien es tal que comunicarla es extraordinariamente arduo?

Cuando estaba en esas, escuche un sonido extraño que reverberaba en la chimenea y me obligó a salir de mi mundo cerrado para escuchar. El sonido no era otra cosa que le conversación de unos pájaros que habían aprovechado que mi chimenea es una de las pocas de la zona que se mantiene fría para posarse y ponerse al día. Saber eso me ha alegrado el corazón.

Igual que mi chimenea cuando no sirve para tener la llama de mi hogar, sirve para otras muchas y maravillosas cosas, las personas también servimos. Aunque seamos extrañas o nos sintamos ignoradas. Aunque nos miremos y no veamos nada extraordinario en nosotros. Aunque pensemos que aquellos en los que el camino nos ha convertido son gente que no calienta su entorno. Servimos, y mucho. Y eso es un gran valor.

2 comentarios:

  1. La chimenea siempre ha aportado un grado de romanticismo a la escena de la bruja. Sin embargo, desde mi punto de vista, lo que ha dotado a este lugar de importancia ha sido siempre su concepción como “Hogar”, el lugar en el que la familia se reunía; en el que discurría el centro de la actividad de la familia. O, en el caso de personas que vivían solas, el lugar en el que pasaban la mayor parte del tiempo.
    Estos lugares acaban convirtiéndose en espacios con una significado especial. Son espacio que, si ahora nos mudásemos, y volviésemos dentro de un año, nos quedaríamos mirando con melancolía.
    Para muchos, nuestro hogar es el escritorio :) Para otros un cómodo sillón al lado de la librería.

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    1. Un sillon al lado de la librería... e incluso sólo la librería reventada de libros ;) Cuando mis libros estaban todos en cajas, mi casa no era mi casa. Hasta que no acabé de desembalarlos, no estuve asentada de verdad ;) Toda la razón.

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