4 de febrero de 2014

Comunidad

Este no es un post amable. Lo aviso de antemano, por si alguien quiere desistir de leer antes de nada.

Comunidad pagana española es algo que todos deseamos de alguna manera... y que algunos sabemos que no existe. Al menos, de momento. Lo que hay son muchas personas sueltas, con relaciones personales más o menos complicadas u armoniosas. Lo que hay es una dinámica social basada la mayor parte de las veces en el conflicto y la necesidad personal de estar por encima de otro.  Lo que hay es muchas personas que, aunque no nos guste reconocerlo, somos (sí, somos) inseguros, inmaduros y necesitados.

¿Por qué es tan dificil llevarnos bien? En parte por que tenemos los defectos antes mencionados, en parte por otras cuestiones.

Individualismo.

Somos individualistas. Hemos crecido en una sociedad individualista, donde aprovecharse de los demás o depreciar a los demás es la forma normalizada de comportamiento y desarrollo dentro de la misma sociedad. Y aunque nos llenemos la boca con que nuestras tradiciones vienen de culturas que no eran así, con que somos asamblearios, igualitarios, etc... seguimos siendo occidentales modernos. No nos gusta reconocerlo. No queremos verlo cuando ponemos por delante nuestro idealismo ante la realidad.

Vivimos inmersos en un lenguaje del yo. Yo pienso, yo deseo, yo quiero, yo busco. Es una característica muy humana, porque aunque somos sociales, también estamos diseñados para buscar la ventaja individual. Así que olvidamos que la ventaja de grupo puede ser la mayor baza que tenemos.

Expectativas.

Somos seres sociales que buscan comprensión. Incluso siendo individualistas, buscamos que nos acepten, comprendan y quieran como el aire que respiramos. Lo normal es que entremos en contacto con otros paganos y digamos: "¡Bien! ¡Al fin gente como yo!". Y nos molesta que esto no sea cierto.

Esperamos de otros paganos todas  las buenas características que desariamos tener nosotros, y además alguna extra que sabemos que no tenemos. Queremos que todo sea comprensión, paz, armonía...

La realidad es que los paganos somos personas. Tenemos luces y sombras. Y somos muy distintos entre nosotros, no sólo en lo que creemos y hacemos, si no en quiénes y como somos. Es una base para llevarse bien aceptar que las diferencias existen, y que no necesitamos que dejen de existir. No hay mayor fuente de conflicto que una voluntad intentando cambiar a otra.

Trabajo social.

España es un país en el que el voluntariado de base, el trabajo social y comunal de las distintas iglesias y la labor silenciosa en pro de toda la sociedad no enraiza muy bien. Los que se dedican a estas cosas efectuan sus programas en gran parte mirando que los recursos que tienen salgan de la administración pública. Es como está configurado el país, y es como está configurada la gente.
Hay países en los que si se quiere sacar adelante un programa de ayuda social, más vale recurrir a una iglesia fuerte que se vuelque en las necesidades de proximidad. España no es así. Y por eso nos cuesta tanto pensar en que la comunidad pagana debería ser un soporte, una red de ayuda etc.
Pero si quieres una comunidad, lo que necesitas es trabajo en grupo, devolviendo a la sociedad, o mejorandola. Si quieres una comunidad necesitas ayuda mutua. Y mientras no podamos hacer esto, aunque entre nosotros haya mucha gente maravillosa, de ese tipo al que no le importa llegar tarde al médico o al trabajo por hacer un pequeño favor a un desconocido que lo necesita, no podremos construir realmente comunidad.

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